Las humedades en casa son un problema mucho más habitual de lo que podemos pensar. En ocasiones, estas humedades no son visibles pero están ahí, ocasionando problemas para nuestra salud que no sabemos de dónde vienen.
Una casa poco saludable
Los materiales empleados en una obra “húmeda” tradicional con cemento u hormigón introducen mucha agua en la vivienda. A esto hay que añadir que los materiales pueden acumular una cantidad de agua y que el tiempo de secado de algunos de ellos puede ser elevado, manteniéndose altos niveles de humedad en la vivienda por periodos altos de tiempo.
Por ejemplo, una pared de hormigón puede tardar hasta varios años en secar por completo. Para secar estos materiales necesitamos más altos niveles de calefacción o aireación, lo que redunda en más consumo. Pero esto es tema para otro post del que hablaremos más adelante 😉.
CASAS ENFERMAS, HABITANTES ENFERMOS.
Lejos de ser una exageración, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su «Guía sobre calidad de aire interior: humedad y moho», deja claro que la salud de los habitantes de una casa con humedades tienen un alto riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias y alergias, siendo los más vulnerables a estas enfermedades los niños y los ancianos. También puede ocasionar dolores en el sistema locomotor, especialmente en los adultos mayores.
Vivir estando alerta de esas molestas humedades no es la solución. La solución es vivir en un hogar donde los elementos con los que se ha construido son los adecuados para no favorecer factores negativos que afecten la salud de sus habitantes.
Consúltanos si quieres conocer mejor qué materiales usamos para evitar humedades en la construcción de casas sanas.
¡Bioconstruyamos!
Jorge Martín, gerente de construccion.bio
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