HÁBITOS DE CONSUMO Y HUELLA DE CARBONO

Vivimos en un momento clave para el futuro del planeta en el que las decisiones que tomemos sobre nuestros hábitos de vida son un factor primorial para frenar el cambio climático. En nuestra vida diaria podemos hacer pequeñas acciones que marquen la diferencia, eligiendo hábitos en alimentación, transporte y uso de la energía en el hogar que resten las emisiones de gases de efecto invernadero.

La huella de carbono es el conjunto de emisiones de estos gases producidas directa o indirectamente por las personas o las empresas.

El Ministerio para la Transición Ecológica ha desarrollado una herramienta para calcular cómo nuestras distintas opciones de consumo individual se traducen en emisiones de CO2.

NEUTRALIDAD DE LA HUELLA DE CARBONO EN LA CONSTRUCCIÓN

Aunque el consumo global de energía eléctrica en los hogares no ha crecido, sí lo ha hecho la dependencia de suministro eléctrico en los últimos años. De ahí la necesidad urgente de reducir la demanda de este tipo de energía en los edificios, ya que necesitan de una mayor utilización de carbono.

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), las emisiones directas de CO2 de los edificios deberían reducirse a la mitad para 2030, a fin de lograr el objetivo de cero emisiones de carbono en 2050.

HOGARES QUE MINIMICEN LAS EMISIONES DE CO2

Dotar de energías renovables una construcción a la vez que trabajar con materiales sostenibles que ayuden a una buena climatización interior por las cualidades naturales de estos materiales, es de suma importancia para reducir el impacto negativo de las viviendas en el medio ambiente.

Estos son los aspectos fundamentales para minimizar este impacto:

1. Utilizar fuentes de energía renovables como son los paneles solares.

2. Mejorar el rendimiento de los equipos y procesos, tanto en iluminación como en climatización y refrigeración.

3. Reducir la demanda de forma pasiva mediante una construcción sostenible, teniendo en cuenta parámetros que se han usado siempre en las construcciones tradicionales, como son la elección de materiales, la correcta orientación, la ventilación, la utilización de la luz natural a través de grandes ventanales, etc.

4. Reducir la demanda de forma activa incorporando sistemas de domótica avanzada con los que poder controlar horarios, presencia, entre otros factores y de las condiciones exteriores como humedad, luminosidad, etc.

Y por supuesto, tener en cuenta el factor humano para que la gestión de la energía y del agua sea adecuada y óptima.

Si quieres tener una casa con estas características, ponte en contacto con nosotros.

¡Bioconstruyamos!

Jorge Martín, gerente de construccion.bio